lunes, 2 de septiembre de 2013

¿YA NO HAY VOCACIONES O ES QUE LA VOCACIÓN NO SIRVE PARA NADA?


                No sé vosotros y vosotras, pero yo aún recuerdo el día que me dieron las notas de Selectividad y supe que podía estudiar la carrera que siempre había querido.

                Y es que no recuerdo haber querido ser enfermera, ni maestra, ni bailarina,  ni bombera,...... Desde pequeñita deseaba estudiar Derecho con un doble objetivo: ayudar a que los derechos de todo el mundo fueran respetados  y ser cónsul de España en Austria.   ¡¡¡ Ahí queda eso ¡¡¡

                También recuerdo que en mi casa siempre me apoyaron: nunca mis padres me hicieron cuestionarme esa decisión, como tampoco lo hicieron con mis hermanos. Y la verdad es que es ahora (al cabo de muchos años) cuando me doy cuenta de la importancia de ese apoyo y plena libertad de decisión.

                Y he caído en la cuenta de ese apoyo sin fisuras,  a cuenta de una situación que estos días veraniegos he visto muy repetida, desgraciadamente: padres que cuestionan las decisiones académicas de sus hijas e hijos por miedo a que   "no puedan ganarse la vida".

                dudaSeguro que much@s de vosotr@s también habéis asistido o sois parte de conversaciones en las que se dicen cosas tales como   "mi hija quiere hacer Magisterio, pero es que no le veo futuro a esa carrera; debería estudiar ....., como su prima, que ya está trabajando";   "Pablo quiere estudiar Química y no hay forma de hacerle cambiar de idea. No se da cuenta de la cantidad de parados que hay en ese sector; sería mejor que hiciera......".

                Ante estos comentarios, yo siento mucha incomodidad, porque entiendo la preocupación   -casi perpetua-  que nos crean los hijos y su futuro. Pero también considero que nadie disfruta haciendo aquello que no le gusta.

                No conozco ninguna profesión en la que no haya desempleo, en mayor o menor índice. No conozco ningún sector en la que no haya gente obligada a    "expatriarse"  para buscarse un futuro medianamente decente.  Precisamente este fin de semana he conocido a una pareja muy joven, arquitectos ambos, que se van a mediados de mes a Alemania para  poder trabajar en su campo por 1.000 € al mes ella y por algo menos él.  ¡¡¡¡Y se consideran afortunados porque van a trabajar en   "lo suyo"¡¡¡¡

                Si estos chicos hubieran estudiado algo que no les gustaba, algo para lo que no tenían  una cierta vocación ¿estarían tan dispuestos a acometer esa aventura en esas mismas condiciones?.

                Un familiar mío quiere que su hija estudie  -a toda costa-  una carrera   "de las de informática"  porque hay muy poco paro. Así que este verano, para ir sembrando el camino, le han regalado una tablet y un ordenador nuevo como premio por las notas.  Y,  para seguir con la siembra, un viaje a Italia a cambio de un curso de Community Manager.

                Pero la niña quiere hacer Trabajo Social, porque es su vocación.  Y  -con un grave disgusto para sus padres-  en Italia se ha encontrado con la oportunidad de estar dos meses colaborando con una ONG. Creo que podéis imaginaros  la escena.

                Así que yo me pregunto: ¿tenemos los padres  autoridad/legitimidad para cuestionar las decisiones de futuro de nuestr@s hij@s, cuando ést@s tienen cierta edad?.  ¿Ya no vale de nada la vocación profesional?. El futuro profesional de una persona ¿se decidirá en función de las estadísticas de paro de cada sector?.

                Y por último: si tuvierais la oportunidad de volver a empezar, y sabiendo lo que ya sabéis,  ¿le daríais a vuestra vocación la misma importancia que le distéis cuando os tocó decidir por primera vez?.

 

Por cierto: os deseo una  buena reincorporación a la rutina.

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