miércoles, 17 de julio de 2013

DALE A CADA PERSONA SU SITIO.

 

                Cuando se incorpora nuevo personal a tu organización, pueden surgir  roces  entre "los nuevos " y  "los antiguos". Estos roces pueden  tener múltiples causas (despidos anteriores, distintas retribuciones o condiciones laborales, disparidad de edades,.....).

                Pero lo más importante es que estos roces pueden degenerar en grandes conflictos que, de no solucionarse rápidamente, se enquistarán y podrán poner en riesgo el éxito de cualquier proyecto e, incluso, de la propia empresa.
           
                 Detectado el problema, busquemos qué podemos hacer, qué soluciones podemos adoptar atajar el conflicto:

                - En mi opinión, es básico contar con un   "Manual de acogida y de desvinculación  de personal". Esto es: establecer un procedimiento que regule los pasos a seguir en los supuestos de desvinculaciones y/o de  nuevas contrataciones.

                Es cierto que hablamos de personas, por lo que los manuales pueden suponer cierta rigidez o encorsetamiento. De acuerdo. Pero ¿no es mejor eso que el hecho de sentar a una persona al lado de otra y decirle  "éste es Fulanito y va a ser tu nuevo compañero"?.

               

                - Expliquemos el porqué de la incorporación.  Evidentemente, contratar o despedir son facultades del poder de dirección del empresario: éste será quien -en última instancia- decida. Pero a nadie nos gusta el  "porque yo lo digo".

                Imaginemos una situación concreta: un determinado trabajo viene realizándolo un número concreto de personas. Si se producen sorpresivamente  las nuevas contrataciones se generarán recelos y desconfianzas en quienes venían realizando ese trabajo:  "¿qué pasa, que la empresa cree que ya no lo hago bien....?".

                Y si previamente ha habido despidos, la situación es peor:  "anda, ahora quieren que enseñe al nuevo todo lo que sé; y cuando ya lo aprenda, a mí me darán la patada. Pues le va a enseñar Rita la cantaora".

                Si antes de la incorporación efectiva del nuevo personal convocamos una pequeña reunión, apenas 15 minutos, en la que expliquemos quién y por qué se va a contratar, calmaremos inseguridades, recelos y rumores innecesarios. Pero además,  "el nuevo/la nueva" tendrá una mejor acogida y su adaptación será más rápida.

 

                - Ni más vale lo malo conocido,  ni abramos todas las ventanas al nuevo aire. En mi opinión, (y salvo casos muy excepcionales) hay que esforzarse tremendamente en ponderar y equilibrar ambas corrientes: lo que era válido y funcionaba hasta que ha venido  "la nueva", puede ser y será igualmente válido ahora. Y, del mismo modo, cualquier idea nueva puede ser útil para mejorar lo anterior. Ponderar y equilibrar experiencia e innovación evitará la constitución de enemistades y rivalidades y contribuirá a crear equipos.

                Quizás,  al principio sea necesario celebrar reuniones  "tuteladas"  por el superior directo, en las que ambas corrientes se oigan, dialoguen y discutan. Producida la plena integración del  "nuevo", se seguirá el procedimiento habitual de la empresa.


                -  Definir funciones y potestades. No vale decir quién será el jefe y quién el indio. Debemos detallar qué papel asume cada un@, cuáles son sus funciones, potestades y prerrogativas.      Esto es básico especialmente  interpares y requiere una reunión conjunta entre los/las afectados/as, en la que se detalle todo lo mejor posible y se aclaren todas las posibles dudas.

                La naturaleza humana nos impulsa a proteger nuestro territorio, lo que consideramos nuestro; por ello, clarificar los roles desde el principio evitará posteriores guerras de egos y, sobre todo, demuestra respeto.