jueves, 26 de marzo de 2015

DEL AGRADECIMIENTO,..... ¿AL SERVILISMO?.


 
               Uno de los colectivos más brutalmente afectados por la crisis  laboral ha sido el de las personas con más de 40 años,  porque   cuando  (se supone) que están en esa edad en la que deberían haber conseguido  "la estabilidad",  han sido desplazadas de su zona de confort o   -lo que es peor-  se han visto expulsadas del  mercado de trabajo y con un alto   "sentimiento"  de incertidumbre  sobre su vuelta  al mismo.
 

                Por eso, cuando han logrado mantenerse  y,  sobre todo, o cuando  se reincorporan después de esa expulsión, desarrollan  (por regla general)  un sentimiento de enorme agradecimiento ante esa segunda oportunidad.  
 
               
 
Y no me refiero a esa necesidad que tenemos tod@s de no defraudar a quién ha confiado en nosotr@s; me refiero a algo más serio: es como si estas personas sintieran  que nos deben  su estabilidad,  su sustento, .......  Pero  ¡¡¡NO ES VERDAD¡¡¡. 
 
 
 
 

EFECTOS NOCIVOS DE ESTE AGRADECIMIENTO EXTREMO:

                               1.- El/La Profesional vive en una situación de estrés permanente:  siente que está siendo examinad@ continuamente,  cree que toda la empresa está esperando a que cometa el menor fallo para espetarle que no sirve o que es un/una  enchufad@.
                               Como consecuencia del sometimiento prolongado a esta situación, su capacidad, su rendimiento,  se puede reducir notablemente; podemos  inducirl@ al síndrome del burnout,.....
 
                               2.- El/La profesional no sabe decir NO.  Siente que debe devolver a la empresa más de lo que cree que ha recibido de ésta. Por ello, no se negará a nada de lo que se le pida; incluso asumirá funciones que corresponden/deben ser realizadas por otra persona,..... 
                               El caso es agradar, que nadie se queje de él/ella,  presentarse como la persona más imprescindible y necesaria del mundo.
 
                               3.- Hay que  "demostrar"  que se sabe, pero sin demostrarlo.  Esta es la paradoja:  el/la profesional quiere hacer ver que no se han equivocado al contratarlo pero tampoco quiere situarse en la  "línea de fuego".
                               Por ello,  puede caer en el riesgo de no cuestionar ninguno de los procesos de trabajo, de no sugerir mejoras, de no aportar lo bueno que trae en su mochila profesional. Es decir, podrá caer en el    "Síndrome de la amapola alta"  
 
 

COMO CORREGIR/LIMPIAR ESTOS EFECTOS.

                               En mi opinión, se requiere una labor de   "higiene mental"  con est@s profesionales.  Desde la Gestión de  RRHH debemos:
                               - hacerles sentirse valorad@s:  que si están ahí es porque tienen capacidades, aptitudes y actitudes que l@s   hacen merecedor@s del puesto . O  -cuanto menos-  porque a la empresa le ha convenido su contratación;
 
                               - reconocer su experiencia previa:   animarl@s a que aporten sus conocimientos y trayectorias previos, explicándoles que esa mochila profesional es un valor añadido y diferencial que DEBE compartir;
 
                               - proporcionarle una buena acogida:  no debemos limitarnos a enseñarles dónde está el baño o la cafetería  o a presentarle a su superior/a direct@.  Hay que ir mucho  más allá:  hay que explicarle detalladamente sus funciones y las de sus compañer@s;  tenemos que arroparle para que, en el menor tiempo posible, deje de sentirse como el novato o la novata; hay que hacer un seguimiento del proceso de integración,......
 
 

 

En definitiva: tenemos que hacerle saber que una cosa es el agradecimiento y otra el servilismo irracional.