miércoles, 27 de abril de 2016

LA LEGITIMACIÓN POR POBREZA






               Una de las mayores  y más odiosas formas de   discriminación por sexo  en el mercado laboral    es  aprovechar las circunstancias económicas para   pedir a las mujeres que den un paso atrás en su  búsqueda de empleo.

                Es aquello de    "con lo mal que está lo de encontrar  trabajo y lo bien que lo gana el marido, para que querrá trabajar.  Es una egoísta.  Que lo deje para quien lo necesite de verdad".    

 

            Esta frase tan  demoledora, que tantas cosas  (malas)  dice de nuestra sociedad la he escuchado mucho en estos últimos años.    Me provoca un gran rechazo y me da mucho  "miedito",    porque si eso es lo que se dice, ...  ¿qué será lo que se piensa y se calla por vergüenza?  
 
              Porque, y entre otros muchos factores, este tipo de frases y de pensamientos:             

                        * Perpetúa roles que ni los hombres deberían tolerar,  a pesar de ser supuestamente  los favorecidos por esta petición. Ella debe estar en casa cuidando a la familia y él debe ser el cazador-proveedor de la familia.

                        ¿Os imagináis cómo puede afectar  esto psicológicamente a los hombres que no encuentran trabajo y deben quedarse en casa    "viviendo a costa"  de lo que gana su mujer?.    ¿Y si, para mayor desgracia,  tampoco su pareja tiene ingresos o no los suficientes como para quedarse en casa tranquilamente?.

                        Pues se sentirá exactamente igual que cualquier mujer  que,  queriendo trabajar,  no puede;  que aspirando a ejercer su profesión, a tener su libertad financiera, no puede.

 

                        * Perpetúa la discriminación y postergación de las mujeres de  más  de  30 años.  Sí, a esa edad, las mujeres ya debemos estar casadas  (que no se nos pase el arroz)  y a ser posible (para cumplir a la perfección el estereotipo)  tener al menos un hijo o una hija. 

                        Porque si tienes menos de 30, es normal que una mujer busque trabajo:  "claro, acaba de terminar los estudios y tiene ilusión por demostrar lo que ha aprendido"  (esta frase se la oí la semana pasada a un señor de unos 50 años, hablando de su hija).  Y da igual el tipo de trabajo que sea  ("por  lo menos tiene algo");  el caso es que  tenga ingresos para recuperar lo invertido en su formación.

  

            Puedo entender que   las buenas formas salgan por la ventana   cuando el instinto de supervivencia   lo domina todo.   Pero es que esa salida tiene sexo y,  por lo tanto,  es discriminatoria. 


            Aún más:  mientras  consideramos que el hombre está legitimado   -e incluso obligado-     a buscar trabajo en cualquier circunstancia, pedir ese paso atrás a las mujeres es crear una especie de  "legitimación por pobreza":    la mujer que busca trabajo en época de crisis  no es una egoísta  si lo hace porque  con sus ingresos su familia puede sobrevivir.

 

Y si la discriminación es triste, esta   "legitimación por pobreza"   es demoledora.